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ToggleCuando hablamos del ecosistema cripto, conceptos como descentralización, desregulación y el adiós a organizaciones tradicionales, asaltan nuestra mente. Pero, la realidad puede diferir de nuestros utópicos ideales. Ripple Labs, es la empresa detrás de Ripple Network y su token XRP.
Con un enfoque diametralmente opuesto al que podemos observar en creaciones como Bitcoin o Ethereum, detrás de esta plataforma de pagos, que cuenta con un código “open source”, existe una empresa una empresa encargada de su desarrollo.
La idea detrás de Ripple, diferente pero válida también, es contribuir a la agilidad y reducción de costos de transacciones relacionadas al sector bancario y gestores de pagos. Veamos quienes están detrás de este proyecto.
En el momento en el que mencionamos Ripple Labs, estamos haciendo referencia a una compañía de carácter privado, la cuál ha estado detrás de la creación de productos de controvertida valoración pero mundialmente conocidos.
Estos son:
Ripple Labs, nace en el año 2012, pero recién en 2015 adquirió el nombre con el cuál hoy la conocemos. Sus fundadores, Jed McCaleb, Chris Larsen y Arthur Britto, persiguieron desde su nacimiento el objetivo de desarrollar soluciones de software destinadas al sector bancario y a la industria de los proveedores de pagos.
Conociendo por basta experiencia la problemática existente en ambos universos, cantidad de recursos demandas y lentitud de los diferentes sistemas implementados, Ripple busca dar solución a estos inconvenientes.
Con esta misión, jalaron el gatillo dando a luz a Ripple, una red de pagos descentralizada, y a XRP, la moneda nativa del proyecto. De este modo buscan facilitar el día a día de estas instituciones, mientras los usuarios son beneficiados por la velocidad y bajo costo de realizar transacciones a través de esta red.
El actual proyecto de Ripple Labs promete la realización de transacciones globales sin fricción alguna entre instituciones financieras, de forma instantánea, confiable y rentable.
Pero antes de continuar, conozcamos el camino y la peripecias que derivaron del nacimiento de Ripple Labs.
Si nos remontamos a sus comienzos, podemos rastrear los primeros esbozos de la historia del protocolo de Ripple en al año 2004. Por aquellos años, la idea primigenia sostenida hasta la fecha, vio la luz a través de un un protocolo de transferencias electrónicas bautizado como Hawala.
Este protocolo primario, también basaba su mecanismo en la confianza y su funcionamiento merece una explicación por ser suficientemente diferente a lo que hoy estamos acostumbrados. La creación partía de la siguiente premisa:
A partir de esta idea, Hawala permitía hacer envíos de dinero a través de alguien a quién conozcamos y, esta persona, haría las veces de contacto o intermediario de otro persona que cumpla su rol hasta lograr arribar al destinatario. Si bien su funcionamiento se explica de manera simple, la puesta en práctica hoy nos resulta descabelladamente compleja, conociendo las soluciones con las que hoy contamos.
Gracias a los avances tecnológicos de los que hoy disfrutamos y gracias al puntapié inicial dado por Bitcoin, en el año 2012 nace una empresa conocida como OpenCoin, la cuál condujo el desarrollo de la red de Ripple que actualmente conocemos.
Fue recién en el año 2015, cuando OpenCoin definitivamente cambió su nombre por el que da título a este artículo: Ripple Labs.
Hoy el foco se encuentra en poder dar una solución a los menesteres propios de las instituciones bancarias tradicionales, las cuales trabajan con el método SWIFT para dar la posibilidad de realizar transferencias internacionales.
Por medio de tres desarrollos de software particulares, conocidos como:
La combinación de estas tres soluciones, da la posibilidad de efectuar transferencias internacionales con escasas comisiones, con costos estructurales sumamente inferior al que estas instituciones se encuentran acostumbradas y una velocidad inaudita.
Estas tres herramientas utilizan el protocolo desarrollado por Ripple, en una segunda capa como puente entre sí, y XRP es la moneda mediante la cual se realizan estos “cruces”.
En simples palabras, se llega a cumplir el objetivo de que cualquier usuario pueda enviar dólares desde Estados Unidos y que la contraparte reciba, por ejemplo en Japón el equivalente en su moneda local, yenes.
Esta transferencia sucede sin que ninguna de las partes en la transacción, tenga la necesidad de comprar o intercambiar XRP, ya que ellos participaron únicamente del principio y el fin de este intercambio, el envío de dólares y la recepción de yenes, lo que sucede en el medio podríamos definir como “el gran logro” de Ripple.
Dentro del mundo cripto, en los reductos dónde la descentralización y el “ethos” más altruista de esta tecnología son defendidos a ultranza, poco se explica la permanencia de XRP dentro del ranking de las primeras 10 criptomonedas considerando su capitalización de mercado.
La realidad, nos enfrenta con el hecho de que, al momento de escritura de este artículo, XRP se encuentra sexta teniendo en cuenta este parámetro. Su capitalización actual es de 19 mil millones de dólares, habiendo alcanzado en el año 2018 los 125 mil millones.
Es importante destacar, que Ripple es un proyecto que se ha basado en Bitcoin para crear su protocolo de consenso, pero ha realizado sus propias (y grandes) modificaciones. Su método de consenso se identifica como protocolo RPCA.
La red es organizada por medio de nodos validadores y servidores de seguimiento. Estos últimos, están a cargo de distribuir las transacciones de la red hacia los validadores y son quienes facilitan la consulta de todas las transacciones ocurridas en la red.
El segundo actor en este sistema, los nodos validadores, cumplen las funciones de servidores de seguimiento. Es su responsabilidad validar cada transacción que en la red se efectúa y dar un cierre a cada “página del libro de transacciones”.
Ahora, esto no suena muy blockchain, ¿no? Es porque no Ripple no es una blockchain. Veamos la diferencia entre una DLT, el tipo elegido por Ripple y la tecnología nacida de la mano de Bitcoin.
Es aquí dónde reside la mayor diferencia entre Ripple y los proyectos basados en la tecnología blockchain. Ripple es un DLT, Distributed Ledger Technology, en castellano Tecnología de Registro Distribuido, y la tecnología blockchain es un tipo de DLT.
Partiendo desde una mirada técnica, un DLT se trata de una base de datos descentralizada y gestionada por diferentes actores, por lo tanto carece de una autoridad central. Este tipo de registros otorgan a los proyectos:
Una blockchain no es más que una DLT, que presenta características particulates. Estamos también frente a una base de datos, o bien un registro compartido, pero con la gran diferencia de que aquí ese registro o base, se organiza mediante bloques que se unen para formar una cadena. Cada uno de estos bloques es finalizado con un “hash”, que viene a ser un tipo de firma criptográfica y el siguiente bloque, no contendrá solo su propio “hash”, si no también el del bloque anterior.
Un detalle por el cuál Ripple Labs se ha destacado a lo largo de sus años de existencia, son sus frecuentes problemas legales y debates con distintos organismos del Estado Americano, que han sido captados y reflejados por distintos medios de comunicación internacionales.
Si bien esta empresa ha salido de todos y cada uno de los desafíos legales a los que ha sido citada, ya sea por medio del pago de multas o por la posterior desestimación de sus acusaciones, no son eventos que hayan pasado desaparcibidos para el ecosistema cripto y han tenido impacto en la reputación y estima general sobre el proyecto.
El camino elegido por Ripple Labs, es particular, si lo comparamos con los proyectos que aquí solemos tratar. Los puristas de “la blockchain” y la descentralización, no consideran a la red de Ripple ni a XRP como una opción viable.
La realidad es que Ripple Labs, más allá de los reveses legales, creó un producto que cumple con sus fines, y su futuro depende de continuar diseminando la adopción dentro del ecosistema en el cuál busca desarrollarse, el universo de la banca tradicional y los sistemas de pago.