¿Qué es la Web 3.0?

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Si crees, al igual que yo, que Satoshi Nakamoto nos está mirando desde algún lugar de este planeta, podrás compartir que el alcance de la revolución propulsada por su creación, lo mantiene boquiabierto y sonriente.

“El poder de la tecnología blockchain, no termina en Bitcoin y las criptomonedas” es una frase hartamente repetida. Pero, ¿cuán real es esta frase? Desde mi punto de vista, ciento por ciento.

En este artículo, en el que te contaré qué es la Web 3.0, espero dejar en claro la veracidad de la frase y acercar una idea más clara de la revolución que estamos en condiciones de disfrutar.

¿Qué es la Web 3.0?

La Web 3.0 es un nuevo acercamiento, desde el punto de vista filosófico, a cómo construimos y creamos el ecosistema que denominamos «internet». La Web 3.0 respeta el principio de “Internet debe ser abierta, de libre acceso y descentralizada”.

En definitiva, se trata de una mejora a las herramientas actuales de la web, que podemos sintetizar en las siguientes características:

    • Es potenciada por la tecnología blockchain
    • Las plataformas son “permisivas”
    • Los usuarios son dueños de sus datos personales
    • El valor del sistema está distribuido mediante criptomonedas
    • El control del sistema es descentralizado

Pasemos al análisis de cada una de estas características principales y ventajas de la Web 3.0.

Potenciada por la tecnología blockchain

La Web 3.0 es consecuencia de la evolución en la implementación de la tecnología blockchain, aquella que vio la luz de la mano de Bitcoin.

Las propuestas y cambios que trajo la implementación de esta criptomoneda, se pueden resumir en:

  • Eliminación de los intermediarios
  • Transferencias entre pares
  • Descentralización del almacenamiento de la información
  • Publicidad de las transacciones
  • Supresión de la necesidad de permiso para participar del sistema

Entonces, cuando escuchamos actores mencionando que la tecnología blockchain solo está dando sus primeros pasos con las criptomonedas, se refieren a extender estas características más allá de ellas. Y como podrás imaginar, ahora es el turno de la Web.

A partir de estas características, podemos vislumbrar lo que la Web 3.0 tendrá para ofrecernos.

Plataformas “permisivas”

Esta característica, habla por sí sola. Queremos desarrollar y deployar una aplicación en Ethereum, ¿le mandamos un mail a Vitalik Buterin para pedirle permiso? o ¿hablamos con Do Kwon para lanzar nuestra plataforma en Terra?

Por supuesto que no. En la Web 3.0, no hace falta más que trabajar para desarrollar nuestra propia aplicación, costear los costos del deploy y ¡ya está funcionando!. ¡Cuidado!, no quiero decir que esto sea sencillo, pero no hace falta solicitar el permiso de nadie.

Los usuarios son dueños de sus datos personales

Aquí nos encontramos con un punto, que adquirió suma importancia luego de los acontecimientos de los últimos años, tales como el famoso caso “Cambridge Analytica” donde se filtraron datos de usuarios de Facebook.

En la blockchain, los datos son públicos y las soluciones de privacidad cubren distintas necesidades. Cuando ingresamos al mundo de las criptomonedas, se nos suele advertir que de ahora en más somos los únicos dueños y responsables de nuestro dinero. En la Web 3.0, esta titularidad y responsabilidad se traslada a nuestros propios datos.

El valor del sistema está distribuido o descentralizado

Al igual que con los datos, en la Web 3.0 el valor del sistema pertenece a los usuarios que lo utilizan. Comprando el token de gobernanza de un protocolo, estamos adquiriendo no solo una criptomoneda, sino también “una parte de esa plataforma”.

La participación en los beneficios de estas aplicaciones, la podemos encontrar en distintas formas como “rewards”, “liquidity mining”, “airdrops», etcétera, pero la característica común es que siempre terminará en la wallet de los usuarios.

El control del sistema es descentralizado

Condición, sumamente unida a la característica anterior. En las aplicaciones descentralizadas, las que llevan a cabo la revolución y materialización de la Web 3.0, quiénes portan las riendas son los usuarios. 

De acuerdo a lo establecido en el código, se llevan adelante votaciones y elecciones de distinto tipo, que permiten a los usuarios decidir el rumbo de las aplicaciones que utilizan cotidianamente.

Quizás esto explique la cuestión, ampliamente discutida en las cripto esferas y también fuera de ellas, de los fanatismos que se desarrollan en torno a ciertas blockchains o proyectos del ecosistema. El involucramiento del usuario va más allá de lo que veníamos habituados, la participación es realmente directa.

Antes de continuar, repasemos el camino que nos trajo hasta aquí.

¿Qué es la Web 3.0?

Diferencias entre web 1.0, 2.0 y 3.0

Quizás las características anteriores, las que la Web 3.0 trae consigo, te parezcan algo positivo. Pero es difícil tomar dimensión del nivel de impacto, en cuanto a movimiento revolucionario, hasta contrastarlas con el estado actual de Internet.

Para dar un marco a estas características, realizaré a continuación un breve análisis sobre la historia de la Web, desde su nacimiento hasta llegar al estadio actual.

Web 1.0

Este 1.0, que adorna el subtítulo, claramente es un agregado posterior a la fecha del nacimiento de la Web, adquirido en el curso de su evolución.

En los comienzos de la década del ‘90, ​​Tim Berners-Lee, desarrolló un protocolo capaz de, en simples palabras, compartir documentos electrónicos. Se lo conoce como HTTPS. Es esta invención la que dio nacimiento a la “World Wide Web” o a la internet tal como hoy la conocemos.

Gracias a HTML, el lenguaje de marcado que seguimos utilizando hoy en día para dar estructura a nuestros sitios webs, se dio comienzo a la “era de la internet”.

La Web 1.0, se abrió camino con:

  • Páginas Web estáticas
  • Bajo ancho de banda
  • E-mail
  • Foros
  • Chat

En un principio, se trató de un ambiente sin censura, con descentralización y posibilidades para todos. Pero, aquellos buenos tiempos no duraron para siempre…

Web 2.0

La evolución de la primera etapa, avanzó en una dirección opuesta en varios aspectos al ethos con el cuál el protocolo HTTPS fue creado.

Si bien se lograron grandes mejoras, en cuanto a usabilidad, calidad de los sitios, interactividad, contenido, acceso (costo del servicio) y velocidad (ancho de banda), desde ciertos sentidos encontramos retrocesos, que la Web 3.0 viene a corregir.

Podemos referenciar como los avances de la Web 2.0:

  • Sitios web dinámicos
  • Enorme crecimiento en el ancho de banda
  • Diversidad de contenido multimedia
  • Bloggin y micro-blogging (una nueva forma de periodismo)
  • Redes sociales
  • Podcast

Sin dudas, todos puntos altamente beneficiosos en manos bienintencionadas. Como contracara negativa, encontramos la comercialización de los datos de los usuarios, centralización de poder y de valor en pocos gigantes corporativos, censura injustificada y dificultad de crecimiento para los pequeños actores.

Web 3.0

Ahora, resultará posible ver con mayor claridad las ventajas de esta revolución que llega de la mano de la tecnología blockchain.

Más allá de la revolución tecnológica que las cadenas de bloques implican, considero que el mayor impacto que trae esta nueva etapa impacta desde el punto de vista sociológico, filosófico y económico.

Las relaciones de poder encuentran una nueva plataforma desde la cuál reconfigurarse. Innumerables grupos sociales se encuentran coordinando recursos, ideas y poder económico sin jamás haber visto sus caras. Detrás de la representación gráfica de un NFT, podemos encontrar gente que colabora entre sí, desarrolla relaciones y avanza en pos de objetivos comunes. La revolución de la Web 3.0, muy lejos está de encontrar su forma definitiva.

¿Qué es la Web 3.0?

Cambios que propone la web 3.0

Previo al cierre de este artículo, dejaré plasmados ejemplos fácilmente identificables para entender cuáles son los cambios que propone la Web 3.0. Ataquemos, primero los conceptos y luego los ejemplos.

Cambios conceptuales

Las aplicaciones que conocemos y usamos cotidianamente, pasan a ser descentralizadas. Y, ¿qué quiere decir esto?

En lugar de interactuar con un servidor, pasamos a interactuar con otros seres humanos que hacen las veces de este rol. El hosting, deja de pertenecer a actores centralizados para ser llevado adelante de manera descentralizada.

La información deja de almacenarse en bases de datos centralizadas por gigantes corporativos como Amazon Web Service, para pasar a almacenarse en cadenas de bloques descentralizadas. De este modo, suprimimos el problema del único punto de falla a la hora de brindar una aplicación o un servicio.

Por último, se dice adiós al actual modo de consumir esos datos, por medio APIs, la Web 3.0 nos catapulta a la interacción directa con Smart Contracts.

Ejemplos cotidianos

Ahora, es posible que estos conceptos suenen rimbombantes, pero ¿dónde los encontramos en nuestro día a día como usuarios?

Enumeremos ciertas aplicaciones para quedarnos con una idea más clara:

  1. En cuanto a hosting y almacenamiento de datos la web 2.0 hizo famosos a Amazon Web Service, Google Drive y Dropbox. La web 3.0 propone aplicaciones como FilecoinSia y Storj
  2. Si de navegadores hablamos, Google Chrome, Mozilla Firefox e Internet Explorer, marcaron una época. La nueva generación nace de la mano de Brave y Breaker
  3. Un tema siempre polémico, los nombres de dominio. La Web 2.0 dio lugar a gigantes como Verisign, Icaan y GoDaddy, mientras que del lado descentralizado tenemos Ethereum Name Service, Polkadomain o Terra Name Service, pudiendo llegar a encontrar un ejemplo por cada blockchain en funcionamiento
  4. Los gigantes de la industria de las aplicaciones del mundo musical, creación de contenido y talento, como Spotify, Youtube y Medium, encuentran en la vereda contraria ejemplos como Theta, Audius, LivePeer y Mirror.

Lógicamente, podría continuar citando ejemplos por unas cuantas horas, pero el punto está probado, la Web 3.0 ya está entre nosotros y no existe vuelta atrás.

Qué esperar de la Web 3.0

Este breve repaso sobre uno de los conceptos que está modificando nuestro modo de relacionarnos con “la internet”, es una prueba de que sus alcances no se ciernen a los límites de la Web.

Los principios esbozados en el “White Paper” de Satoshi, excedieron el marco de Bitcoin, así también como el de la propia internet. A estas alturas estamos cambiando la forma en la cual interactuamos y confiamos entre los seres humanos.

Web 3.0 significa el retorno del poder y de la toma de decisiones a la mayoría, en detrimento de la gran acumulación de estos conceptos que ciertos grupos lograron en los últimos siglos. Ojo, este retorno no es gratis, implica una gran responsabilidad de parte de los usuarios y sobre todo, la necesidad evitar pecados conocidos…


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