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ToggleEl mundo de las criptomonedas está en pleno desarrollo, y a diario vemos nuevos avances que no dejan de sorprendernos, pero ¿pagar con Bitcoin desde tu cerebro con un implante puede ser posible?, ¿hasta donde llegan los límites?.
El controversial Elon Musk volvió a captar todas las miradas en su nueva conferencia sobre Neuralink, un ambicioso plan que tiene como objetivo conectar el cerebro humano a una computadora.
¿Para qué? La razón principal es que esto podría permitir a personas con enfermedades mejorar su calidad de vida. Por ejemplo, un anciano con la enfermedad de Parkinson, sería capaz de controlar sus movimientos físicos a través del pensamiento.
Con el objetivo de lograrlo, los científicos y desarrolladores de Neuralink están creando un sistema de sondas biocompatibles ultradelgadas y llenas de electrodos que servirían para captar las señales eléctricas del cerebro.
Esto podría abrir el panorama a nuevos desarrollos, productos y servicios en una cantidad inimaginable de campos de aplicación.
El creador de Tesla cuenta que estas sondas podrían ser introducidas al sujeto gracias a un robot quirúrgico, y su sistema sería interpretado en código binario (tal como lo hacen las computadoras).
Si, esto sería como una especie de fusión con una computadora y con algunas de sus funciones por lo que podríamos, entre otras cosas, pagar en Bitcoin desde nuestro cerebro con un implante.
El mundo que sueño en 2025: Suena la alarma, abro los ojos, pienso en comprar Bitcoins en Bitnovo y en 2 minutos ya los tengo en mi wallet. Mientras voy al baño, abro la app de Starbucks (que acepta Bitcoin) y pido un Frapuccino que pago desde mi implante. Abro la ventana y entra un drone con mi pedido listo.
La realidad de 2025: Me despierto y me acerco hasta la TV para encenderla, ya que no funciona el mando a distancia. Escucho “Una nueva ola de rebrotes de COVID-19 sigue afectando a las principales comunidades españolas” y vuelvo a dormir 5 minutos más.
Si bien a día de hoy los tipos de Wallet más usados para guardar criptomonedas se dividen entre desktop, mobile, web, paper o hardware tal vez en un futuro podamos hablar de una “brain wallet” o “wallet cerebral” que se conecte a internet y nos permita almacenar nuestras criptomonedas.
El término “brain wallet” (cartera cerebral) actualmente se refiere a una cartera de papel memorizada por su dueño y por consecuencia, alojada únicamente en su cerebro. Gracias a estos desarrollos, es probable que en un futuro la memoria pase a ser algo más parecido a la memoria de una computadora y allí tengamos alojada nuestra semilla de seguridad o seed.
Neil Harbisson, el primer cyborg, tiene una antena implantada en su cabeza que le permite oír las frecuencias del espectro de luz para detectar los colores y así solucionar su daltonismo.
Este es un problema no menor, que debería ser tenido en cuenta. Tal como imaginas tanto Neuralink como otros actores que puedan surgir en la industria de los implantes no serían precisamente descentralizados.
Posiblemente estos implantes, al menos en un principio, estarían controlados por gobiernos o corporaciones en las que deberíamos depositar nuestra confianza.
Imagina que si Facebook o Google ya han demostrado ser poco confiables en el manejo de nuestra información personal, qué podemos esperar que harán si tienen acceso a leer lo que hay en tu mente. Aún más peligroso aún si está en manos de gobiernos autoritarios como los de China, Corea del Norte o Venezuela.
Vitalik Buterin, creador de Ethereum, hizo referencia a la problemática:
“¿Soy el único que encuentra la mejora genética de los humanos *mucho más pasable que los implantes cerebrales? Los genes son difíciles de identificar; no hay un “gen para la obediencia al partido comunista”. Pero mezclar cerebros y tecnología digital centralizada corre el riesgo de atentar nuestro dominio más fuerte de privacidad”.
Y está en lo cierto, ya que una cartera o PC cerebral, pese a sonar tremendamente útil, conlleva altos riesgos si no se descentraliza su administración.
Tal como las autoridades ahora solicitan información privada a los gigantes de las redes sociales, podrían solicitarla después a las empresas encargadas del chip, sonda o revestimiento cerebral. Nuestra propia memoria estaría comprometida.
Así que parece que, de momento, esto de pagar con bitcoins desde tu cerebro no pinta demasiado bien. Tal vez la idea solo funcione (sin control ni brechas de datos) en un mundo descentralizado.