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ToggleEl mundo cripto, si bien continúa siendo una especie de nicho que aún no logra la tan esperada masividad, tampoco se encuentra aislado en una pequeña burbuja. Su fuente principal de contacto con el mundo real, son las redes sociales. En ellas, los memes abundan y la fusión las criptomonedas con estas imágenes cómicas, dio nacimiento a lo que hoy conocemos como memecoins.
Sin lugar a dudas, se trata del tipo de criptomoneda más vilipendiada en el ecosistema. Quienes actúan como defensores de este tipo de proyectos son catalogados de mercenarios que solo persiguen el dinero y pisotean a diario el espíritu CypherPunk.
De todos modos, debemos convivir con este tipo de proyectos. También es necesario, que más allá de las razones, por momentos logran copar la escena cripto e incluso atraer más usuarios que muchos proyectos considerados serios.
Todos estos temas y más, me toca poner la lupa y analizar los efectos de las memecoins en el mundo cripto.
Estas monedas nacen de la combinación de un meme, o chiste que circula en internet, con el desarrollo de programación necesario para crear una criptomoneda. Analicemos ahora, los componentes que, al unirse, dan nacimiento a una memecoin.
Como un meme, entendemos:
Los memes, a menudo, comienzan como un simple chiste vía redes sociales, que gracias a la velocidad con la cual su uso se disemina por la red, logran establecerse como una manera de representar situaciones específicas. Es así, que más allá de la diversión que pueden llegar a causar, pueden devenir en un modo universal de comunicarse.
En segundo lugar, para dar vida a una memecoin, necesitamos una criptomoneda. El avance que el mundo cripto ha tenido en los últimos años, gracias a la estandarización de contratos inteligentes, ha permitido un desarrollo veloz y ordenado, desde un punto de vista positivo. Desde la verdad contraria, ha dado lugar a qué proyectos que no aportan ningún tipo de valor, alcancen con simpleza el mercado.
De este lado del desarrollo, evidentemente, es que encontramos a las memecoins. Ya contando con su definición, conozcamos un poco su historia y evolución, para, al menos intentar, comprender su actualidad.
Nos situamos en el año 2013. Mientras bitcoin daba sus primeros pasos y luchaba por continuar ganando popularidad y dar a conocer el valor que la tecnología blockchain podía entregar al mundo, Ethereum aún era un proyecto que residía en los cerebros de sus fundadores.
Durante estos 365 días, un quiebre a nivel mundial tuvo lugar. Las imágenes de un simpático perrito de la raza Shiba Inu, llamado Doge, circulaban con un ritmo infernal a través de las redes sociales. Facebook, Twitter y WhatsApp vieron su tráfico de datos tomado por la imagen de este simpático animal. Un nuevo concepto, dominaba la escena mundial. Los memes, como forma de comunicación universal, eran presentados antes los incrédulos usuarios.
Aprovechando la fama de este perro y sirviéndose de sus dotes de programadores de software, decidieron lanzar al mundo un producto del cual años más tarde se arrepentirían. Estos ingenieros copiaron el código de Litecoin, criptomoneda sumamente popular en la época, que a su vez había tomado su código de Bitcoin, y lanzaron DogeCoin.
Fue en este momento, donde las memecoins encontraron su nacimiento. Un proyecto sin ningún sentido definido y carente de valor intrínseco fue soltado al mundo tal como se envía un meme a través de internet, por pura diversión.
Con un supply sumamente enorme, sus creadores jamás imaginaron la repercusión que esta memecoin tendría. Sin embargo, tras esperar unos 8 años, las memecoins coparon el mainstream a escala mundial. El año 2021, denominado por muchos «el año de los perros», encontró por prolongados momentos a dos memecoins, DogeCoin y Shiba Inu, dentro de las 10 criptomonedas con mayor capitalización de mercado.
Impulsado por este éxito, la proliferación de este tipo de monedas resultó incontrolable. A la par de nuevos millonarios, gracias a estos “chistes” hecha criptomoneda, muchos novatos perdieron los ahorros de su vida cuando el mercado bajista devolvió los precios a sus mínimos históricos.
Hoy, las memecoins continúan ocupando lugares de privilegio dentro del mundo cripto y lejos de todo pronóstico, su desaparición se asemeja más a una utopía que a una realidad.
El mercado de las criptomonedas aloja una gran cantidad de memecoins. Pero en esta sección del artículo, me enfocaré en resaltar aquellas tres que considero las más importantes. Las dos primeras, seleccionadas con base en su historia y permanencia entre las criptomonedas con mayor capitalización de mercado, sostenida en el tiempo. La tercera se gana su lugar por haber sido la creadora de una tendencia, por momentos insoportable, de la peor faceta del ecosistema.
Ahora sí, conozcamos a las tres memecoins más populares del mercado cripto.
Las mentes detrás de la primera memecoin de la historia, pertenecen a Billy Markus y Jackson Palmer. Tras inspirarse en el meme de aquel perrito llamado Doge, que supo ser una estrella en los cripto-eventos presenciales, dieron rienda suelta a un proyecto del cual, confesaron el año pasado, se arrepintieron.
El año 2021, fue el año de Dogecoin y de todas las monedas que imitaron sus principios. Elon Musk fue uno de los abanderados de este movimiento, compartiendo vía Twitter alabanzas hacia Dogecoin e incluso, llegó a mencionarla en el programa de televisión “Saturday Night Live”, un símbolo de la televisión norteamericana.
Sus creadores declararon, en sus ínfimas colaboraciones con la prensa, que su creación los había superado, que no obtuvieron ganancias con ella y su vida se había vuelto un infierno. Lo cierto es que Dogecoin es indetenible y continuarán apareciendo nuevas unidades de ella, mientras exista alguien dispuesto a minarla.
Nacida en el mes de agosto del año 2020, Shiba Inu, identificada con el ticker SHIB. Se postuló como el clásico rival de DOGE, en lo que se denominó como “la batalla de los perros”. Además, sus creadores la presentaron como “la asesina de Doge”, haciendo alusión a todos proyectos que aludieron haber nacido para terminar con Bitcoin o Ethereum. Sin lugar a dudas, el año 2021 fue un año sumamente particular.
Esta memecoin, obtiene su nombre, justamente, de la raza del famoso perro de Dogecoin. Un detalle que dota de un condimento extra, a la historia de Shiba, es que al crear este token, sus creadores decidieron enviar la mitad del supply a una de las wallets públicas de Vitalik Buterin. En mayo del año 2021, el joven referente del mundo cripto, tomó una controvertida decisión, al decidir vender la totalidad de SHIB en su wallet. Al cambiarlas por ETH, decidió donarlas a la India, país más afectado por la pandemia del COVID-19 por aquellos días.
Hoy los creadores de Shiba Inu, se encuentran intentando cambiar la cara de su proyecto, a través del desarrollo de un ecosistema que cuenta con:
Al día de hoy, continúa siendo una incógnita si la visión del mercado sobre Shiba, logrará ser modificada. Hasta el momento, las sospechas y el desprecio por el proyecto, medidos por el sentimiento general del mercado, se mantienen intactos.
Sí, de memecoins hablamos, no podemos dejar de mencionar a Safemoon. Nacida como un token BEP-20 en la red de Binance Smart Chain, en marzo del año de las memecoins, literalmente modificó el modo de desarrollar este tipo de proyectos. SAFEMOON, estableció el siguiente sistema:
El mercado alcista y la búsqueda de oportunidades de los especuladores del mundo cripto, llevaron a Safemoon al un éxito que no logró perdurar en el tiempo. Sin embargo, el éxito de este modelo se evidenció en la cantidad de proyectos que imitaron su sistema.
Lamentablemente, una enorme cantidad de usuarios, cayó víctima de falsas promesas, así como también de iniciativas del estilo que finalizaron en robos de sumas millonarias.
Cuando de invertir en memecoins se trata, es necesario dejar a un lado la valuación de un proyecto de acuerdo a lo que aporta al ecosistema, para ingresar en el oscuro mundo de la pura especulación financiera.
Algunos, comparan este tipo de inversiones con la participación en los juegos de azar presentes en un casino.
El año 2021, desde una óptica analítica, fue sumamente increíble. Hoy, con el diario de octubre del 2022, podemos asegurar que se trató de una burbuja financiera, que las condiciones macroeconómicas se encargaban de alertarnos que, tarde o temprano, iba a explotar. La fiesta no durará para siempre, vaticinaban los más experimentados. Pero cómo apagar los ánimos de novatos cripto-inversores, si la cotización de las memecoins no dejaba de subir.
Lamentablemente, las peores advertencias se filtraron poco a poco en la realidad y los efectos fueron devastadores. El “Bear Market” no perdona y los otrora potentes “Market Caps” de las memecoins, fueron arrasados por la brutalidad de los cíclicos tomadores de ganancias y de aquellos que ganan mientras el resto pierde.
Los medios tradicionales se encargaron de repartir la noticia. En el mundo cripto, comprando monedas con, literalmente, caritas de simpáticos perros, cualquier hijo de vecino puede devenir en millonario. Es cierto, por otro lado, que los medios no mentían, pero sí contaban a medias la historia.
Muchos acusaron a Elon Musk de promover a Doge como la solución a los males del mundo cripto. Esta situación llevó a Vitalik Buterin, cofundador de Ethereum, a contestarle a Musk vía un artículo, a la altura de cualquier “paper científico”.
La realidad es que las inversiones en memecoins, se asemejan completamente al casino. Ambas actividades comparten la posibilidad de volver millonarios a quienes se involucran con ellos, pero al mismo tiempo perder todo, es una opción aún más presente.
Cada vez que el «Bull Market» está llegando a su fin, las memecoins suelen acercarse a sus máximos históricos, en cuanto a precios, hablamos. Es en aquel momento, cuando los puristas de la blockchain, con un nudo en la garganta, le rezan a Satoshi, implorando que el próximo mercado bajista, se lleve consigo a esta nefasta categoría de monedas.
Sin embargo, la realidad se nos presenta opuesta a los angustiados pedidos de los maltrechos CypherPunks. Contrariamente a la mayoría de los pronósticos, las dos memecoins más populares de la historia sostienen con holgura su lugar dentro del top 15 de las criptomonedas, ordenadas de acuerdo a su valuación de mercado.
Es innegable que el factor especulativo juega un rol preponderante en el mundo cripto. La tecnología aún no evolucionó lo suficiente como para que los proyectos que no aportan valor al ecosistema dejen su espacio a aquellos destinados a mejorar nuestras vidas diarias. Aunque, mirándolo desde otro lado, ¿esta situación es responsabilidad de la tecnología o de sus usuarios?
Mientras los debates continuan, las memecoins se perpetúan jugando un rol preponderante en la incipiente cripto-historia.