Tabla de Contenidos
ToggleA medida que el incesante paso del tiempo continua su curso, los seres humanos nos enfrentamos a problemas que nacen de nuestras propias anteriores soluciones. En este sentido, cada día somos más aquellos que no nos sentimos representados por nuestros líderes. El voto cuadrático, es una herramienta que puede darnos una solución al problema de la representatividad en las democracias actuales.
Los avances realizados en el área del diseños de mecanismos, que han dado como resultado conceptos como el que da lugar a este artículo, combinados con la tecnología correcta, pueden cambiar el curso de la historia.
Ya Vitalik Buterin, a quien ya podríamos catalogar como un pensador contemporáneo, ha propuesto el voto cuadrático como sistema de votación para protocolos de la web3. Hoy, me toca develar este concepto y desnudar su íntima relación con la tecnología subyacente que nos convoca.
El voto cuadrático es un sistema en el cuál, se otorga a todos los potenciales participantes de diversas votaciones la misma cantidad de créditos o derechos a voto. Cuando arriba el momento de discutir una propuesta y los interesados deben emitir su voto, en lugar de contar con la típica relación una persona = un voto, los participantes poseen mayor poder de voto que les permite expresar con diferente intensidad su afinidad con la votación en cuestión.
De esta manera, los créditos o derechos a voto sirven para comprar o hacerse con un voto en determinada propuesta. Pero, cada nuevo voto sobre la misma propuesta incrementa su valor por dos. Expliquemos este funcionamiento, de manera simple con un ejemplo.
Imaginemos que en una DAO en la que soy parte, se encuentran en pugna 8 propuestas. Al haberse instaurado un sistema cuadrático de votación, dispongo de 8 créditos. Existe una votación, que es a mis ojos la más importante. De manera lógica, mis créditos se concentran en ella. Mi primer voto en esta propuesta, me cuesta solo 1 crédito. Ahora, de querer sumar un segundo voto en esta propuesta, me costará 2 créditos, mientras que un tercer voto incurrirá en el expendio de 4 créditos. De continuar expresándome sobre esta propuesta, mis créditos se habrán agotado y no podré participar del resto de las propuestas por medio de mi voto.
Mediante la expresión de la intensidad de nuestra preponderancia hacia una propuesta, la representación adquiere un grado de realidad mayor al que nuestras actuales sistemas de votación nos ofrecen.
Para entender como llegamos a la necesidad de estar planteando este tipo de soluciones, recorramos de manera extremadamente breve el camino que nos ha traído hasta las democracias actuales y su enorme crisis.
Los antiguos griegos tomaban sus decisiones por un método conocido como democracia directa. Todas las propuestas y su aprobación o no, se discutían en una asamblea, dónde cada uno de los involucrados en participaba de manera presencial. Es evidente que las condiciones de aquella sociedad lo permitían. Los ciudadanos, solo varones atenienses adultos, eran aquellos que participaban del gobierno y sus decisiones.
Con posterioridad, a medida que las sociedades continuaron avanzando y creciendo en cantidad de individuos que las componen, este tipo de mecanismo en la toma de decisiones resultó impracticable. Las resoluciones comenzaron a ser tomadas por los distintos monarcas y sus pequeñas y exclusivas cortes.
No fue hasta el comienzo del siglo XV, que el rey de Inglaterra necesito de un delegado en cada comunidad, con el objetivo de comprometer a los ciudadanos al pago de impuestos. Con el tiempo, su figura comenzó a concentrar la recepción de reclamos de los ciudadanos y derivó en “la voz del pueblo”.
En el siglo XVIII, tras las grandes revueltas democráticas, se creo una relación directa entre la democracia, como sistema de gobierno, y la representación cómo método de garantía de defensa de los intereses individuales.
A partir de este momento, y hasta la fecha, los ciudadanos por medio de su voto eligen a su propio representante en el gobierno. La idea de esta relación, es que el elegido lleve adelante las propuestas acordes a las necesidades de los ciudadanos que han depositado su confianza en él, a través del voto.
Considero que la mayoría de los lectores, coincidirán en que esa confianza ha sido completamente vulnerada en la actualidad y la mayoría de los votantes, sin importar el espacio temporal en el cuál lo hagamos, no nos sentimos representados por los políticos que votamos.
Esta crisis de la confianza, puede ser resuelta por la tecnología blockchain. En un principio, le confiamos a estas redes, que eliminan la necesidad de participación de un tercero, nuestro capital. Es momento de dar un paso más y, gracias al voto cuadrático, implementar sistemas de votación:
Tras esta comprimida clase de historia democrática, entendamos por qué la tecnología blockchain es el soporte adecuado para este sistema de votación.
Los partidarios de esta tecnología solemos resaltar como sus características más importantes:
Es evidente que este tipo de virtudes, transforman a la blockchain en el soporte tecnológico adecuado para cumplir con el objetivo de crear un sistema justo y transparente de toma de decisiones.
Quizás, al momento de toparnos por primera vez con el concepto de voto cuadrático, podemos concluir que se trata de un tipo extremadamente complejo de implementar para tomar las decisiones diarias de una sociedad.
Sin embargo, gracias a la gran invención de quienes estuvieron detrás de la red de Ethereum, contamos con la herramienta perfecta para automatizar tareas y obtener, frente a los mismos estímulos, idénticos resultado. Como no podía ser de otra manera, estoy hablando de los contratos inteligentes o smart contracts.
Supongamos que los encargados de llevar adelante las riendas de un país moderno, deciden acabar con los circuitos de corrupción que contaminan la administración diaria y se vuelcan a una gestión por medio de esta fantástica tecnología.
Los pasos serían tan simples como:
Gracias a la trazabilidad de los datos que una blockchain nos permite y a la inmutabilidad de los mismos, sería prácticamente imposible que las decisiones aquí tomadas no reflejen la voluntad real de los involucrados. Transparencia y representación efectiva, serían las primeras consecuencias de este modelo.
La contrapartida natural de semejante derecho, será por supuesto una gran obligación. De plantearse un sistema de votaciones semejante, los ciudadanos contarían con el deber de involucrarse en la toma de decisiones.
Más allá de la inversión del recurso más escaso que disponemos, el tiempo, el resultado sería una sociedad más justa dónde las minorías se vean realmente representadas y los oscuros circuitos de poder sean, de una vez por todas, extirpados del seno de las sociedades modernas.
Los mecanismos se encuentran teorizados y la tecnología lista para prestar soporte. Resta la organización y puesta en práctica.
Planteos del estilo del realizado en este artículo, corren el riesgo de ser catalogados de extremistas, alejados de la realidad o incluso, simples expresiones de deseos bienintencionados. Con el objetivo de que cada lector, pueda hacerse con una clara idea de aquello que el voto cuadrático significa y de la potencialidad que su combinación con la tecnología blockchain representa, es que he planteado semejante escenario.
La realidad, indica que el contexto en el que un sistema de votaciones como el presente corresponde ser testado, debería ser más pequeño y con menor impacto. Es por esta razón, que comenzar por protocolos DeFi o DAOs se presenta como una gran idea.
Vitalik Buterin, planteó la necesidad de implementar el voto cuadrático en la gobernanza de distintas plataformas de la blockchain de Ethereum allá por el año 2018. Con gran entusiasmo, aguardo ver el la puesta en práctica de este sistema, para posteriormente expandir sus beneficios a entornos que abarquen millones de personas.
La tecnología blockchain ha llegado para transformar al mundo en un lugar más justo. Nosotros, no tenemos más que darle el lugar que merece.